Hola de nuevo a los lectores asiduos y nuevo hola para los que se estrenan. El post está a cargo de Lara Olalla Borge y Verónica Ruiz Venero, psicólogas en prácticas en el Departamento de Psicología Clínica de CIPSA.

Aunque existe una gran variedad de artículos que abordan el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) en niños y adolescentes, aún hay una escasa investigación en adultos. En ambos casos los síntomas predominantes son:

  • Inatención: consiste en tener una gran dificultad para prestar atención y concentrarse, hiperactividad e impulsividad.
  • Hiperactividad: presenta un nivel superior e inapropiado de actividad dado su edad.
  • Impulsividad: le cuesta controlar sus conductas, emociones y pensamientos.
  • Con frecuencia, este trastorno se da simultáneamente con otros, como es el caso del TDAH con trastorno del espectro autista y con problemas del estado de ánimo como ansiedad y depresión.

No tienen por qué aparecer todos los síntomas, si no que pueden darse diferentes formas de TDA. En los adultos aparecen con más frecuencia síntomas como problemas para enfocar la atención con o sin distractores. Esto, genera incapacidad para controlar horarios y tiempo, finalizar las tareas en el trabajo, gestionar tareas secuenciales, llevar a cabo actividades de la vida cotidiana, ordenar, tener sensación de inquietud y utilizar cosas ajenas sin permiso, entre otros.

Se estima que más del 50% de los niños seguirá presentando la sintomatología de este trastorno en la adultez. La prevalencia en adultos en España es del 4%, pero sólo un 0,1% lo tienen diagnosticado. A nivel mundial, aproximadamente 10 millones de adultos presentan este trastorno, sobre todo del tipo hiperactivo/impulsivo.

Generalmente, se ha considerado el TDAH como un trastorno asociado al género masculino con características hiperactivas/impulsivas. Se pueden observar diferencias entre hombres y mujeres.  En el caso del sexo masculino se encuentra una mayor predisposición a expresar los síntomas siendo más disruptivos. Por el contrario, en el sexo femenino los síntomas se interiorizan y están relacionados con el estado de ánimo. Así mismo, el diagnóstico en ellos suele ser más rápido y temprano (infancia y adolescencia) y en ellas más lento y tardío, situándose la media de diagnóstico entre los 36 y los 38 años. Por otro lado, los hombres presentan hipersensibilidad, incapacidad de concentración, tendencia a cambiar de trabajo y dificultad para asumir responsabilidades. En las mujeres predomina la baja autoestima, angustia psicológica, sentimientos de insuficiencia y estrés crónico. Además, se observa que ellas se ven afectadas por variables externas como la presión social y los estereotipos de la conducta femenina, así como variables internas biológicas como las hormonas y la menstruación.

En referencia al tratamiento, la terapia combinada farmacológica y psicológica es la mejor opción. Con respecto al tratamiento farmacológico, se ha comprobado que tiene mayor eficacia en la infancia que en la adultez, aunque actualmente se están estudiando otras alternativas para este rango de edad.

La terapia cognitivo conductual será la utilizada para el tratamiento psicológico. Con ella trataremos la inatención, hiperactividad e impulsividad a través de técnicas como: psicoeducación, planificación, técnicas de modificación de conducta, relajación de Jacobson o suspensión temporal para la ira y Mindfulness para mejorar la atención plena y la autoeficacia

Como siempre, un abrazo de 20 segundos para cada lector/a.


Lara Olalla y Verónica Ruiz
Psicólogas en prácticas en el Departamento de Psicología Clínica
del Centro Interdisciplinar de Psicología y Salud, CIPSA

Ángela Carrera Camuesco
Psicóloga Clínica y directora de CIPSA 

Imágenes: Created by Gustavo Fring ~  Pexels

 

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